Hoy, en el día de todos los santos, me vienen a la memoria muchísimas personas que ya no están con nosotros.
Nuestros familiares en primer lugar, por supuesto. Pero también, nuestras clientas, esas tan queridas por nosotros. Clientas, que nos acompañaron en nuestra adolescencia cuando abrimos la tienda, nuestros noviazgos, embarazos...
Clientas, que nos vieron madurar detrás del mostrador y siempre fueron pacientes con nosotras, que al ser tan jóvenes estábamos algo distraídas por nuestras preocupaciones.
Clientas, comprensivas con nosotras cuando nos retrasábamos bastante en la apertura porque nuestros hijos eran bebes y llegábamos tarde.
Clientas, que nos ofrecían sus útiles consejos cuando éramos madres primerizas y que nosotras recibíamos con muchísimo cariño.
Algunas de estas clientas han ido desapareciendo de nuestra vida, pero siempre hay un momento, un detalle para recordarlas y pensar en ellas. A veces pensamos ¿qué diría fulanita de esto, lo estaré haciendo bien, le gustaría? Y esperamos que así sea, que estén orgullosas de nosotras y que les parezca bien. Desde donde estén.
Algunas de estas clientas han ido desapareciendo de nuestra vida, pero siempre hay un momento, un detalle para recordarlas y pensar en ellas. A veces pensamos ¿qué diría fulanita de esto, lo estaré haciendo bien, le gustaría? Y esperamos que así sea, que estén orgullosas de nosotras y que les parezca bien. Desde donde estén.
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